Existen diferentes abordajes para el tratamiento de las cicatrices queloides desde diferentes ámbitos. Es importante actuar pronto a través de las diferentes herramientas médicas y fisioterapéuticas que se han demostrado eficaces para frenar el crecimiento excesivo y descontrolado del tejido cicatrizal.
¿Qué son los Queloides?
Una cicatriz es el proceso natural de curación de la piel tras haber sufrido un trauma profundo, ya sea accidental o quirúrgico.
El cuerpo, a través de la inflamación del tejido, atrae a la zona más recursos que permitirán la reparación y cierre de la herida. La sustancia principal que realiza este cierre es el colágeno.
El colágeno es una proteína flexible pero de gran resistencia que permite dar estructura al tejido. Cuando éste ha sufrido un daño se requiere de él para su reparación.
En ocasiones el cuerpo hiperreacciona generando más fibras de las que realmente son necesarias para el cierre del tejido dañado.
Es como si no detectara que ya está reparado y continuará intentando repararlo.
Esto genera unas cicatrices engrosadas, duras y que pueden generar muchos síntomas, los queloides.

¿Por qué salen los Queloides?
Se desconoce la razón por la cual alguien desarrolla un queloide aunque hay factores que lo predisponen:
Genética
Los Queloides son más frecuentes en personas con piel oscura.
Edad
Se producen más frecuentemente entre los 10 y los 30 años.
Zona del cuerpo
Son más frecuentes en regiones como el pecho, las orejas, la espalda, los hombros o la mandíbula.
Traumatismos en la piel
Un factor predisponente es haber alterado la piel con piercings, tatuajes o daños que tuviera por granos.
Estado Emocional y Sistema Nervioso
Un sistema nervioso en constante estado de alerta (predominio del sistema simpático) puede favorecer respuestas exageradas del cuerpo, como la sobreproducción de tejido cicatricial. El estrés mantenido influye también en los procesos de reparación y regeneración de la piel.
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¿Cuales son los mejores tratamientos para Queloides?
Para mitigar los efectos existen múltiples tratamientos para cicatrices queloides:
Abordaje Médico
Los médicos puedes ayudarte con tu cicatriz queloide a través de:
1. Corticoides: Infiltrados ayudan a reducir la inflamación y frenar el proceso de formación del queloide.
2. Láser: Un láser médico ayudará a que la cicatrización sea más ordenada y ayudará a aplanar más la cicatriz.
3. Cirugía: Es el tratamiento más agresivo. El problema es que al sufrir daño de nuevo el tejido en ocasiones podría generarse un nuevo queloide.
Abordaje Fisioterapéutico
La fisioterapia ofrece un tratamiento eficaz especialmente para los efectos secundarios del queloides (picor, pinchazos, dolor, tirantez). La técnica de elección es la Inducción Miofascial: A través de un suave contacto el tejido se libera de los planos más profundos aliviando los síntomas y mejorando la remodelación del queloide.
Autocuidado y Ejercicio
Es importante seguir algunas recomendaciones:
– Evitar la exposición al sol, ya que podría oscurecer.
– Hidratar la cicatriz suele ayudar a reducir su tensión.
– Existen parches de silicona que ayudan a mantenerla elástica e hidratada
– Evitar traumatismos sobre ella pero no sobreprotegerla, tocarla suavemente ayuda a integrarla mejor.
– Es fundamental, una vez que haya cerrado, mover la zona con total normalidad. El movimiento ajusta los procesos de cicatrización.

¿Cual es el mejor momento para iniciar el tratamiento de una cicatriz queloide?
El momento óptimo para empezar a tratar una cicatriz queloide desde la fisioterapia es una vez que la herida ha cicatrizado completamente, es decir, cuando ya no hay costras ni signos de inflamación o infección.
A partir de ese momento, pueden iniciarse algunos tratamientos suaves orientados al cuidado y recuperación del tejido. Sin embargo, la Inducción Miofascial, por su acción en planos más profundos, requiere un tiempo de espera mayor. Se recomienda comenzar con esta técnica a partir de las 6 semanas posteriores a la cirugía, siempre bajo valoración individual, para garantizar que el tejido esté preparado y evitar cualquier interferencia con el proceso natural de cicatrización.
Iniciar el tratamiento en el momento adecuado es clave para obtener los mejores resultados y prevenir complicaciones a largo plazo.








