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El diagnóstico de un cáncer es, sin duda, uno de los momentos más duros en la vida de una persona. Este post está dedicado especialmente a vosotras, mujeres valientes que habéis superado un cáncer de mama, pero que convivís cada día con las cicatrices físicas y emocionales que ha dejado el proceso.

Un cáncer de mama no se resume en una cicatriz en el pecho. Es un recorrido largo y desafiante: desde las primeras pruebas (mamografías, ecografías, resonancias, biopsias), pasando por el pronóstico y los tratamientos (cirugía, quimioterapia, radioterapia), hasta la recuperación, el tratamiento hormonal y las revisiones médicas periódicas que pueden durar años.

Cuando alguien se propone ayudarte a cuidar una cicatriz, es fundamental que entienda todo ese camino. Porque no se trata solo de tratar una marca en la piel, sino de acompañar un proceso de reconstrucción física y emocional.

En fisioterapia, el abordaje de las cicatrices tras una cirugía de mama va mucho más allá de lo estético: buscamos recuperar la movilidad, aliviar el dolor, mejorar la sensibilidad de la zona y ayudarte a reconectar con tu cuerpo. Nuestro objetivo es que te sientas mejor, más libre, más tú.

cicatrices de pecho

La Fisioterapia y el Cáncer de Mama

Cuando la medicina ya ha cumplido su función más importante —salvar la vida—, comienza una nueva etapa en la que la calidad de vida se vuelve prioritaria. En este camino hacia la recuperación, la fisioterapia juega un papel esencial para ayudar a retomar una vida activa y plena.

1. Linfedema tras cáncer de mama

Uno de los efectos secundarios más frecuentes tras la cirugía de cáncer de mama, especialmente cuando se retiran ganglios axilares, es el linfedema. El sistema linfático del brazo se ve afectado, dificultando el drenaje de líquidos, lo que provoca una hinchazón progresiva.

A menudo, por miedo al dolor o por protección, se limita el movimiento del brazo, lo que puede complicar aún más la recuperación.

Aquí es donde la fisioterapia se convierte en una gran aliada. El objetivo principal es favorecer el drenaje de los líquidos acumulados y reeducar al sistema linfático para que recupere su función.

Drenaje Linfático Manual (DLM)
Es la técnica de referencia en el tratamiento del linfedema. A través de movimientos suaves y específicos, el fisioterapeuta estimula los vasos linfáticos y ganglios, favoreciendo la reabsorción del líquido y reduciendo la hinchazón de manera significativa.

Presoterapia
Consiste en aplicar presión controlada mediante un dispositivo neumático en el brazo afectado, ayudando también a movilizar los líquidos. Se recomienda principalmente en fases más avanzadas del linfedema, no en la etapa aguda. Siempre debe aplicarse bajo supervisión especializada.

Inducción Miofascial
Esta técnica complementaria resulta muy beneficiosa. Mediante un trabajo manual profundo y preciso, se reducen tensiones en los tejidos del brazo y el pecho, lo que mejora notablemente el drenaje linfático y la movilidad.

2. Problemas con las Cicatrices de Mastectomía y Reconstrucción Mamaria - Linfadenectomía (ganglios)

Las cicatrices quirúrgicas, especialmente las relacionadas con la linfadenectomía en la axila, suelen generar molestias, adherencias y limitaciones en la movilidad del hombro.

En mi experiencia clínica, la cicatriz axilar es la que más frecuentemente ocasiona tirantez, dolor y restricciones funcionales. Tratar correctamente estas adherencias puede mejorar de forma notable el confort y la movilidad de la paciente.

Inducción Miofascial aplicada a cicatrices
Es la técnica por excelencia para abordar estas secuelas. A través de un contacto suave pero profundo, se trabaja sobre la cicatriz y sus planos más profundos, mejorando el deslizamiento de los tejidos, aliviando el dolor y recuperando la funcionalidad.

3. Limitaciones en la movilidad del hombro, capsulitis adhesiva - Hombro congelado

Una de las complicaciones que pueden surgir tras el tratamiento médico del cáncer de mama —ya sea cirugía, radioterapia o quimioterapia— es la pérdida de movilidad en el hombro.

En algunos casos, se manifiesta como una ligera sensación de tirantez o bloqueo que impide completar ciertos movimientos. En otros, el problema puede evolucionar hacia una limitación severa del rango articular, conocida como capsulitis adhesiva u hombro congelado.

Esta es una patología compleja, que requiere intervención temprana por parte del fisioterapeuta y, sobre todo, paciencia, ya que la recuperación completa puede llevar varios meses.

Un aspecto importante en el abordaje terapéutico es evitar forzar el movimiento hasta el dolor. Empujar el hombro más allá de sus límites en esta fase suele empeorar el cuadro. Por eso, el tratamiento debe basarse en movilizaciones suaves y progresivas, acompañadas de ejercicios específicos que respeten los tejidos y ayuden a ampliar el rango de movimiento de forma segura.

En mi experiencia, la técnica que mejores resultados me ofrece en este tipo de casos es la Inducción Miofascial. Esta metodología se basa en escuchar el tejido, acompañar el proceso y no imponer ritmos que el cuerpo aún no está preparado para sostener. Forzar puede ser perjudicial; por eso esta técnica se adapta al cuerpo, sin sobrepasarlo, permitiendo una recuperación respetuosa y eficaz.

4. Efectos Psicológicos y Emocionales

Lo físico y lo emocional están profundamente entrelazados. Cualquier tratamiento verdaderamente completo debe contemplar ambos aspectos para lograr una recuperación real y duradera.

Ante un diagnóstico como el cáncer de mama, se activa nuestro sistema de alerta: el sistema nervioso simpático (o sistema ortosimpático). Esta respuesta es completamente natural, ya que el cuerpo interpreta la situación como una amenaza vital. Sin embargo, cuando el organismo permanece demasiado tiempo en este estado de alerta, le resulta más difícil adaptarse a los cambios físicos, recuperarse del tratamiento o gestionar el dolor.

Por eso, es esencial crear las condiciones que permitan desactivar ese estado de supervivencia. Cuando el cuerpo percibe seguridad, el sistema simpático disminuye su actividad y da paso al sistema parasimpático, responsable de funciones clave como la regeneración, cicatrización y recuperación de tejidos.

En estos casos, el acompañamiento psicológico especializado puede ser una herramienta fundamental. Un profesional con experiencia en procesos oncológicos puede facilitar el tránsito emocional, aliviar la carga mental y acelerar la recuperación global.

Desde la fisioterapia, también podemos contribuir. Una de las técnicas que empleo con frecuencia es la Biodinámica Craneosacral, un tratamiento suave basado en la escucha profunda del sistema. A través del contacto respetuoso y sostenido, el cuerpo puede procesar todo lo vivido desde el diagnóstico hasta el presente, en un entorno seguro, donde las alarmas innecesarias se apagan y emerge el equilibrio.

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Cuidado de las Cicatrices tras una Operación Oncológica

Una vez que la herida quirúrgica esté totalmente cerrada, sin costras ni signos de infección (habitualmente a partir de las 2 o 3 semanas), podemos comenzar con los cuidados específicos de la cicatriz. Estos cuidados no solo ayudan a mejorar su aspecto estético, sino que también previenen adherencias, tirantez y limitaciones funcionales.

1. Recomendaciones básicas

Cada pequeño gesto cuenta. Aquí te dejo algunas claves sencillas pero fundamentales:

💧 Hidratación

La piel necesita estar bien nutrida para cicatrizar correctamente. Esto incluye:

  • Beber suficiente agua a lo largo del día: la hidratación interna influye directamente en la calidad de la piel y del tejido cicatricial.
  • Aplicar crema hidratante sobre la zona (una vez cerrada) para mantener la piel elástica y evitar que se reseque o tense.

☀️ Protección solar

Si la cicatriz va a estar expuesta al sol, usa siempre protección solar de pantalla total (SPF 50+). La piel de una cicatriz reciente es muy sensible y puede oscurecerse o dañarse fácilmente con la exposición solar.

👚 Evitar roces e irritaciones

Presta especial atención a la ropa interior. Lo ideal es utilizar:

  • Sujetadores de algodón, sin aros, cómodos y adaptables.
  • Ropa que no presione ni irrite la zona quirúrgica.

2. Productos específicos para cicatrices

Hay algunos productos que pueden favorecer una mejor evolución estética y funcional de la cicatriz:

  • Parches o geles de silicona: Ayudan a mantener la piel hidratada, reducir la visibilidad de la cicatriz y prevenir engrosamientos.
  • Aceite de rosa mosqueta: Rico en ácidos grasos esenciales y vitamina A, favorece la regeneración cutánea y mejora la textura y el color de la cicatriz. Aplícalo con un suave masaje.

3. Movimiento y Recuperación Funcional

El movimiento forma parte del proceso de curación. Muchas veces, por miedo o protección, se evita utilizar el brazo del lado operado, lo que puede llevar a rigidez, dolor o pérdida de movilidad.

  • Recuperar el uso del brazo poco a poco es clave para una buena evolución. Siempre siguiendo las pautas de tu equipo médico y sin forzar, pero sin quedarte inmóvil
  • Recuerda: el movimiento es vida, y moverte ayuda a que todo —incluida la cicatriz— evolucione mejor.

4. Integración corporal: Recuperar el contacto con tu cuerpo

Tras una cirugía mamaria, sobre todo en casos de mastectomía, es habitual que la zona intervenida se sienta ajena o incluso rechazada. Evitar mirarla o tocarla puede convertirse en un hábito inconsciente.

Mi recomendación: cuando te sientas preparada emocionalmente, empieza poco a poco a reconectar con esa parte de tu cuerpo.

  • Tócala, masajea tu cicatriz suavemente, integrala en tu esquema corporal.
  • No hay prisa. Este proceso lleva tiempo, y cada paso es valioso.
  • El contacto consciente con tu propia mano no solo favorece la recuperación física, sino también la emocional y neurológica.

Espero que en estas líneas hayas encontrado esa información que necesitabas en este momento tan importante: cuando el tratamiento médico ha terminado y llega el tiempo de recuperar tu bienestar y reconectar con la normalidad de tu vida.

Recuerda que el autocuidado es esencial, y que no tienes por qué hacerlo todo sola. Existen profesionales formados y comprometidos que pueden acompañarte y ayudarte justo en esos aspectos a los que tú sola no puedes llegar.

Volver a sentirte bien es posible. Solo necesitas las herramientas adecuadas y el apoyo necesario para avanzar, paso a paso, hacia una recuperación completa y en equilibrio.

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