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La cefalea es uno de los motivos de consulta más frecuentes en fisioterapia. Para quienes la sufren de forma habitual, el dolor de cabeza puede llegar a ser altamente incapacitante, afectando al trabajo, al descanso y a la calidad de vida.

Estos episodios pueden aparecer a cualquier edad y manifestarse de forma constante o en brotes, a menudo sin que la medicina convencional ofrezca tratamientos realmente eficaces o duraderos. Esta situación genera en muchos pacientes una profunda frustración e incluso la sensación de abandono por parte del sistema sanitario.

En este artículo quiero acercarte información clara y útil sobre las cefaleas tensionales, responder a las preguntas más habituales y compartir estrategias terapéuticas que han demostrado buenos resultados en consulta.

¿Cuál es la Causa de las Cefaleas Tensionales?

Tradicionalmente, las cefaleas tensionales se han asociado a la tensión muscular en la zona cervical y la mandíbula, junto con factores de estrés o carga emocional. Sin embargo, esta explicación resulta demasiado simplista y deja fuera muchos aspectos que intervienen en el origen real de este tipo de dolor.

En una cefalea tensional influye todo el cuerpo. Centrar la atención únicamente en las cervicales o en el estrés puede hacer que pasemos por alto factores igual de importantes como la postura, la alimentación, el descanso, o las tensiones acumuladas en otras partes del cuerpo.

A la hora de valorar una cefalea tensional es fundamental conocer a la persona en su conjunto: sus hábitos diarios, la edad de aparición del dolor, el momento vital o emocional en el que surgió, e incluso antecedentes físicos como un accidente de tráfico o ciertas experiencias tempranas (por ejemplo, cómo fue su parto o su desarrollo como bebé) en los casos en los que las cefaleas han estado presentes desde siempre.

Comprender cuándo aparecen los episodios y cómo los percibe el propio paciente nos ofrece claves esenciales para abordar el problema de forma más efectiva y personalizada.

¿Qué tipo de dolor de cabeza tengo?

Identificar correctamente el tipo de dolor de cabeza es fundamental para poder orientar el tratamiento de forma eficaz.

1. Cefaleas Tensionales

Las cefaleas tensionales son uno de los tipos más comunes de dolor de cabeza. Se caracterizan por una sensación opresiva o de presión, como si “te apretaran la cabeza con una cinta”. A menudo se acompañan de tensión en la cara, la mandíbula y la zona cervical.

Suelen aparecer en momentos de estrés, fatiga o posturas mantenidas durante mucho tiempo, como al trabajar frente al ordenador.
En algunos casos, el dolor se intensifica por la mañana, especialmente si existe bruxismo (apretar los dientes durante la noche), o al final del día, cuando se acumula la sobrecarga muscular en el cuello y los pectorales.

2. Migrañas

Las migrañas son un tipo de dolor de cabeza intenso que, en muchos casos, viene acompañado de otros síntomas como náuseas, vómitos, o alteraciones de la visión y el oído. El dolor suele describirse como pulsátil o palpitante, y puede afectar a un solo lado de la cabeza o extenderse hacia toda la zona craneal.

Su origen está estrechamente relacionado con alteraciones en la vascularización del cráneo, motivo por el cual los tratamientos suelen prestar especial atención al sistema vascular cervical y craneal.

Algunas personas experimentan lo que se conoce como “aura migrañosa”, un conjunto de síntomas previos al dolor que pueden incluir destellos luminosos, visión borrosa, dificultad para enfocar o hormigueo en la cara y las manos. Reconocer estos signos tempranos puede ayudar a actuar antes de que el episodio migrañoso se desarrolle por completo.

3. Cefalea en Racimos

Es menos común, pero mucho más intensa. Se manifiesta en brotes o episodios que pueden durar semanas o meses, seguidos de periodos sin dolor.
El dolor suele concentrarse alrededor de un ojo y puede venir acompañado de lagrimeo, congestión nasal o enrojecimiento ocular. Es tan intenso que a menudo despierta al paciente durante la noche.
Su origen se asocia con alteraciones en el sistema nervioso autónomo y el hipotálamo, y requiere una valoración médica específica.

4. Cefaleas Secundarias

Las cefaleas secundarias son aquellas que, como su nombre indica, aparecen como consecuencia de otra alteración o patología. En estos casos, el dolor de cabeza no es el problema principal, sino un síntoma de otra causa subyacente.

Algunos ejemplos frecuentes son la hipertensión arterial, la sinusitis, ciertas infecciones, o problemas dentales o mandibulares. Identificar el origen concreto es esencial para poder tratar la causa y no solo aliviar el dolor.

Desde la fisioterapia y la osteopatía, en determinados casos —como las cefaleas relacionadas con sinusitis o disfunciones mecánicas— se puede favorecer la drenaje y mejorar la movilidad de los tejidos, contribuyendo a disminuir la presión y el dolor.
En otros casos, la colaboración con otros profesionales sanitarios, como médicos u odontólogos, resulta fundamental para resolver la causa del problema de manera completa y segura.

5. Neuralgia de Arnold

La neuralgia de Arnold es una patología que provoca un dolor de cabeza muy característico en la parte posterior del cráneo, aunque puede irradiarse hacia detrás de las orejas e incluso hasta los ojos. En muchos casos, el simple contacto o presión sobre la zona resulta especialmente doloroso o sensible.

Este tipo de cefalea se debe a la irritación o compresión del nervio de Arnold, también conocido como nervio occipital mayor, que nace en la segunda vértebra cervical (C2) y asciende por la parte posterior de la cabeza.

La neuralgia de Arnold está estrechamente relacionada con disfunciones cervicales altas, tensiones musculares o bloqueos articulares en esa región. Por ello, su tratamiento más eficaz suele abordarse desde la fisioterapia y la osteopatía, con técnicas destinadas a liberar la tensión en la zona cervical, mejorar la movilidad y disminuir la irritación nerviosa.

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Tratamiento de las cefaleas tensionales

El tratamiento de las cefaleas tensionales puede abordarse desde diferentes enfoques, y en la mayoría de los casos, la combinación de varias terapias es la clave del éxito. Cada disciplina aporta una perspectiva complementaria que ayuda a aliviar el dolor y prevenir su reaparición.

Fisioterapia, Osteopatía e Inducción Miofascial

La Fisioterapia se centra en liberar las tensiones musculares y articulares del cuello, los hombros y la mandíbula, zonas que suelen influir directamente en el dolor de cabeza.

Desde la Osteopatía, se trabaja con una visión global del cuerpo, buscando restablecer el equilibrio estructural, craneal y visceral. Este enfoque ayuda a mejorar la postura, reducir las sobrecargas y evitar que las tensiones se transmitan hacia la cabeza y el cuello.

Uno de los aspectos más importantes en este tipo de cefalea es el tratamiento de la articulación temporomandibular (ATM), ya que muchas personas con cefaleas tensionales presentan bruxismo o rigidez mandibular que amplifica el dolor.

Por último, la Inducción Miofascial es una herramienta especialmente eficaz para liberar las membranas internas del cráneo, mejorar la vascularización y disminuir la presión en los tejidos profundos. Este trabajo suave y respetuoso con el cuerpo permite que el propio organismo recupere su movilidad y equilibrio de forma progresiva.

Psicología y cefaleas: cuando el cuerpo habla a través del dolor

El estrés, la ansiedad o las preocupaciones mantenidas en el tiempo pueden tener un impacto directo sobre el cuerpo, y una de las formas más comunes en las que se manifiestan es a través del dolor de cabeza. En el caso de las cefaleas tensionales, el componente emocional y psicológico juega un papel clave.

El vínculo entre mente y cuerpo

El cuerpo y la mente están profundamente conectados. Situaciones de tensión emocional, exceso de responsabilidades o falta de descanso mental pueden generar contracciones musculares involuntarias en la zona del cuello, los hombros o la mandíbula, contribuyendo al dolor.
Cuando el cuerpo no encuentra una vía para liberar esa tensión interna, lo expresa físicamente. En muchos casos, la cefalea actúa como una señal de saturación.

Cómo puede ayudar la psicología

El trabajo psicológico busca reducir los niveles de estrés y ansiedad, así como enseñar herramientas de gestión emocional que permitan al paciente afrontar el día a día con mayor equilibrio.
Entre las estrategias más utilizadas se incluyen:

  • Técnicas de relajación y respiración consciente, para disminuir la tensión muscular.

  • Mindfulness o atención plena, que ayuda a reconectar con el cuerpo y reducir la rumiación mental.

  • Terapia cognitivo-conductual, enfocada en modificar patrones de pensamiento que alimentan la tensión o el perfeccionismo.

Nutrición y cefaleas: una relación más importante de lo que parece

La alimentación tiene un papel mucho más relevante en las cefaleas de lo que muchas veces se imagina. Una nutrición equilibrada puede ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de los episodios y, en algunos casos, incluso a prevenir su aparición.

Alimentos que pueden desencadenar dolor de cabeza

Algunas personas son especialmente sensibles a ciertos componentes alimentarios que pueden actuar como desencadenantes de cefalea o migraña. Entre los más comunes se encuentran:

  • Cafeína, cuando se consume en exceso o se retira bruscamente.

  • Chocolate, embutidos y quesos curados, por su contenido en tiramina.

  • Alcohol, especialmente el vino tinto.

  • Alimentos ultraprocesados, ricos en aditivos, conservantes o glutamato monosódico (E-621).

Registrar los episodios y los alimentos consumidos previamente puede ayudar a identificar posibles patrones y ajustar la dieta de forma personalizada.

Factores que favorecen el bienestar

Además de evitar los desencadenantes, existen hábitos nutricionales que pueden mejorar notablemente el estado general del cuerpo:

  • Mantener una buena hidratación: la deshidratación leve es una causa frecuente de cefalea.

  • No saltarse comidas: los periodos largos sin comer pueden favorecer la aparición de dolor de cabeza.

  • Apostar por alimentos frescos y naturales, ricos en magnesio (como frutos secos o legumbres), omega-3 (pescado azul) y vitaminas del grupo B, que contribuyen al buen funcionamiento del sistema nervioso.

Tratamiento Médico para las Cefaleas Tensionales

Desde el ámbito médico, los tratamientos para las cefaleas pueden variar según el tipo, la frecuencia y la intensidad del dolor. En general, el objetivo principal es reducir los síntomas, prevenir las crisis y mejorar la calidad de vida del paciente.

Tratamiento farmacológico

El abordaje más habitual es el uso de medicación analgésica o antiinflamatoria (como el ibuprofeno o el paracetamol) para aliviar el dolor de los episodios agudos. En casos más severos o de cefaleas crónicas, el médico puede recurrir a tratamientos preventivos, como relajantes musculares, antidepresivos o betabloqueantes, dependiendo del tipo de cefalea y de la respuesta del paciente.

En el caso de las migrañas, también pueden emplearse fármacos específicos llamados triptanes, que actúan sobre la vascularización cerebral y ayudan a detener la crisis si se administran en sus primeras fases.

Infiltraciones y bloqueos nerviosos

Cuando el dolor se vuelve persistente o resistente al tratamiento convencional, algunos especialistas optan por infiltraciones locales con anestésicos o corticoides, o bloqueos del nervio occipital (en el caso de neuralgia de Arnold o cefaleas tensionales intensas). Estas técnicas buscan romper el ciclo del dolor y permitir que los tejidos se relajen.

Recupera tu bienestar con un enfoque integral del dolor de cabeza

Las cefaleas son un problema frecuente y, aunque pueden resultar muy limitantes, tienen solución. En Phitec te ofrecemos un abordaje integral a través de la Fisioterapia, la Osteopatía y la Inducción Miofascial, tratamientos que actúan sobre el cuerpo de manera global y logran una mejoría significativa en pocas sesiones.
Este enfoque no solo te ayudará a aliviar el dolor de cabeza, sino también a equilibrar tu cuerpo, reducir tensiones y mejorar tu bienestar general.

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