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¿Qué es el hombro congelado?

El hombro congelado es una patología todavía bastante desconocida. Sus causas no están del todo claras y los tratamientos disponibles pueden variar mucho, con resultados a veces poco satisfactorios.

A través de este blog quiero ofrecerte información clara y útil que te ayude a entender mejor esta condición y a orientarte si estás pasando por ella. Mi objetivo es que comprendas qué está ocurriendo en tu hombro y qué opciones tienes para mejorar tu movilidad y reducir el dolor.

¿Por qué se produce un Hombro Congelado también llamado Capsulitis Adhesiva?

El hombro congelado, también conocido como capsulitis adhesiva, aparece cuando los tejidos que rodean la articulación del hombro se inflaman y endurecen poco a poco, como si esa zona perdiera su elasticidad natural. Esta rigidez provoca dolor y una limitación progresiva del movimiento, haciendo que gestos tan cotidianos como vestirse o peinarse se vuelvan complicados.

A día de hoy, no se conoce una causa única que explique por qué ocurre. En muchos casos surge sin motivo aparente, aunque sí se ha visto que ciertos factores pueden favorecer su aparición: haber tenido el brazo inmovilizado durante un tiempo, padecer diabetes o alteraciones hormonales, o haber pasado por una lesión previa en el hombro.

En realidad, lo que sucede dentro de la articulación es que la cápsula que la recubre se irrita y se contrae, reduciendo el espacio por el que se mueven los tejidos. Es un proceso lento y a veces frustrante, pero con el tratamiento adecuado y algo de paciencia, el hombro puede recuperar buena parte de su movilidad.

¿Qué síntomas tiene y cómo evoluciona una Capsulitis Adhesiva?

El hombro congelado suele comenzar de forma lenta y progresiva. Al principio, aparece un dolor profundo en la zona del hombro que puede irradiarse hacia el brazo o el cuello. Con el paso de las semanas, ese dolor se combina con una pérdida de movilidad, hasta el punto de que gestos tan simples como abrocharse el sujetador, alcanzar un estante o ponerse una chaqueta resultan difíciles.

La evolución suele dividirse en tres etapas:

  1. Fase dolorosa: el hombro duele incluso en reposo y especialmente por la noche, lo que puede afectar al descanso.

  2. Fase de rigidez: el dolor empieza a disminuir, pero la movilidad se reduce de forma notable.

  3. Fase de recuperación: el movimiento mejora poco a poco, aunque puede tardar meses en volver a la normalidad.

Cada persona vive este proceso de manera distinta: en algunos casos, los síntomas duran pocos meses, y en otros pueden prolongarse más de un año. Lo importante es no forzar el movimiento y buscar orientación profesional para aliviar el dolor y recuperar la función del hombro de forma segura.

Tratamiento del Hombro Congelado: Un enfoque multidisciplinar

El tratamiento del hombro congelado debe adaptarse a cada persona y a la fase en la que se encuentre la lesión. No existe una única solución, pero combinar distintos enfoques puede acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida.

Tratamiento Médico:

El primer paso suele ser el diagnóstico médico. El profesional puede recomendar antiinflamatorios o analgésicos para aliviar el dolor, o infiltraciones de corticoides en casos más intensos. En fases avanzadas o cuando el tratamiento conservador no da resultado, se pueden valorar procedimientos más invasivos como la distensión capsular o la artrolisis (liberación quirúrgica de la cápsula).

Tratamiento de Fisioterapia:

La fisioterapia es una pieza clave. A través de ejercicios específicos de movilidad, terapia manual, electroterapia o calor profundo, se busca reducir el dolor y recuperar la amplitud del movimiento. La constancia en los ejercicios guiados por el fisioterapeuta es esencial para que la cápsula articular vuelva a ganar flexibilidad.

Nutrición

La alimentación también influye. Mantener una dieta antiinflamatoria y equilibrada, rica en frutas, verduras, ácidos grasos omega-3 y con bajo contenido en azúcares y ultraprocesados, puede ayudar a reducir la inflamación general del organismo y favorecer la recuperación. En personas con diabetes, controlar bien los niveles de glucosa es fundamental, ya que esta condición se asocia con mayor riesgo de padecer hombro congelado.

Psicología

El dolor crónico y la limitación funcional pueden afectar al estado de ánimo y generar ansiedad o frustración. Un apoyo psicológico o estrategias de gestión emocional y manejo del dolor (como la relajación, mindfulness o terapia cognitivo-conductual) pueden marcar una gran diferencia, ayudando a sobrellevar mejor el proceso y mantener la motivación durante la rehabilitación.

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¿Qué tratamiento de la Capsulitis Adhesiva recomendamos desde Phitec?

Dentro de la fisioterapia existen diferentes enfoques para tratar el hombro congelado, y su elección dependerá de la fase en la que se encuentre el paciente. El objetivo principal es reducir el dolor, mejorar la movilidad y recuperar la función del hombro de manera progresiva.

Entre las herramientas más utilizadas se encuentran la movilización pasiva de la articulación, que ayuda a mantener el rango de movimiento sin forzar el tejido, y la electroterapia, donde técnicas como INDIBA pueden ofrecer grandes beneficios al favorecer la regeneración y disminuir la inflamación.

También se emplean el calor terapéutico, los ejercicios de movilidad guiados, y técnicas manuales como la inducción miofascial, que ayudan a liberar las restricciones del tejido y mejorar la circulación. La combinación de estos tratamientos, junto con la constancia y la supervisión profesional, resulta clave para que el hombro recupere su flexibilidad y funcionalidad de forma segura.

Inducción Miofascial, la técnica clave en Phitec

En Phitec, la inducción miofascial es la técnica clave con la que abordamos el hombro congelado. Se trata de un enfoque que trabaja siempre a favor del cuerpo, respetando sus tiempos y escuchando las respuestas del tejido. En lugar de forzar el movimiento, permitimos que sea el propio cuerpo el que marque hasta dónde puede llegar en cada momento.

Forzar una articulación con dolor puede provocar justo el efecto contrario: más irritación, más defensa y mayor retracción de la cápsula, lo que empeora tanto el movimiento como las molestias. Por eso, en la inducción miofascial aplicamos presiones y tracciones suaves, que permiten movilizar los tejidos sin generar irritación ni sobrecarga.

El tratamiento del hombro congelado requiere paciencia y constancia, ya que su evolución suele ser lenta. Sin embargo, con la inducción miofascial es posible ir recuperando poco a poco la movilidad, observando cómo cada sesión aporta pequeñas mejoras que, con el tiempo, se traducen en una gran diferencia: volver a realizar movimientos y actividades que al principio parecían imposibles.

Movilizaciones pasivas

El tratamiento más clásico para el hombro congelado consiste en movilizar la articulación del hombro de manera pasiva, ayudando a recuperar poco a poco los grados de movimiento perdidos.

En Phitec preferimos aplicar este tipo de movilizaciones en fases más avanzadas del tratamiento, cuando el dolor ha disminuido de forma significativa y el tejido ya no responde con tanta protección ni inflamación. En ese momento, el cuerpo está más preparado para aceptar estímulos externos sin generar defensa.

Realizar movimientos suaves y controlados, siempre respetando el límite natural de la articulación, puede potenciar los beneficios del tratamiento de base que realizamos con Inducción Miofascial, ayudando así a mejorar la amplitud del movimiento de forma segura y efectiva.

Ejercicios de movilidad

Uno de los grandes desencadenantes del hombro congelado es la falta de movimiento. El dolor provoca miedo a mover el brazo, y ese miedo lleva a evitar el uso del hombro, lo que termina generando más rigidez y limitación. Es un círculo difícil de romper, pero clave para la recuperación.

Una parte fundamental del tratamiento consiste en volver a mover el hombro poco a poco, recuperando la confianza y el hábito de utilizarlo cada día un poco más. No se trata de forzar ni de buscar el dolor, sino de invitar al movimiento de forma progresiva y respetuosa, dejando que el cuerpo marque el ritmo.

El mejor “ejercicio” es, en realidad, la vida diaria: vestirse, alcanzar objetos, cocinar, peinarse… todos esos pequeños gestos ayudan a mantener el hombro activo. Aun así, también te recomendamos algunos ejercicios específicos de movilidad que pueden ayudarte a recuperar amplitud y funcionalidad de manera segura y efectiva.

Biodinámica Craneosacral: Conciencia de Cuerpo

En muchos casos, el dolor prolongado y la frustración que acompañan al hombro congelado generan una especie de “desconexión” corporal. El cuerpo, en su intento de protegerse, puede disociar esa zona, dejando de percibirla como parte integrada del todo. Esta falta de conciencia corporal hace más difícil la recuperación, ya que el movimiento necesita tanto del cuerpo como de la mente.

A través de la Biodinámica Craneosacral, ayudamos al paciente a reconectar con su hombro, favoreciendo la percepción y la integración de esa parte del cuerpo dentro de su esquema corporal. Esta técnica suave y profunda estimula la autorregulación natural del organismo, permitiendo que el cuerpo utilice todos sus recursos para facilitar la recuperación.

En Phitec, consideramos la Biodinámica Craneosacral una herramienta valiosa para acompañar los procesos de sanación, reduciendo el estrés, calmando el sistema nervioso y creando las condiciones necesarias para que el cuerpo pueda volver a moverse con libertad y confianza.

INDIBA

En el tratamiento del hombro congelado, una de las herramientas que se utiliza con excelentes resultados es la tecnología INDIBA. Este método de radiofrecuencia capacitiva y resistiva trabaja a nivel profundo en los tejidos, ayudando a reducir la inflamación y favorecer la recuperación natural del cuerpo.

El INDIBA actúa aumentando la temperatura interna de los tejidos y estimulando la circulación sanguínea, lo que permite que las células reciban más oxígeno y nutrientes. Esto se traduce en una disminución del dolor, una aceleración del proceso de reparación y una mejora de la elasticidad de la cápsula y los tejidos circundantes.

En fases más dolorosas, el tratamiento con INDIBA ayuda a calmar la irritación y relajar la musculatura, facilitando el trabajo posterior con técnicas manuales como la inducción miofascial. Y en etapas más avanzadas, su aplicación favorece una mejor respuesta del tejido ante las movilizaciones pasivas y los ejercicios de movilidad.

Además, es una técnica no invasiva, segura y agradable, que el paciente suele percibir como una sensación de calor profundo muy confortable. Combinada con fisioterapia especializada, el INDIBA se convierte en una herramienta clave para acelerar la recuperación y mejorar la calidad de vida de quienes padecen hombro congelado.

En Phitec no utilizamos INDIBA de manera directa, pero reconocemos que puede ser un excelente complemento a los tratamientos manuales y de inducción miofascial que aplicamos, potenciando los resultados y el bienestar del paciente.

Un proceso de recuperación que requiere tiempo y acompañamiento

El hombro congelado es una patología compleja que requiere tiempo, paciencia y un abordaje global. No existe un único tratamiento milagroso, sino un proceso de acompañamiento en el que el cuerpo necesita ser escuchado y guiado con respeto. Entender qué está ocurriendo, mantener la calma ante la lentitud de la recuperación y confiar en la capacidad del organismo para adaptarse son pasos fundamentales para avanzar.

En Phitec trabajamos desde un enfoque integrador y consciente, combinando técnicas como la inducción miofascial, las movilizaciones pasivas, los ejercicios de movilidad y la Biodinámica Craneosacral, para ayudar al cuerpo a recuperar el equilibrio y la libertad de movimiento. Cada pequeño progreso cuenta: con constancia, acompañamiento profesional y un trabajo respetuoso, el hombro vuelve poco a poco a moverse… y con él, también la vida diaria.

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